lunes, 29 de octubre de 2012

LA FE DON DE DIOS


   La fe no es fruto del esfuerzo humano, de su razón, sino que es un don de Dios: “¡Dichosos tú, Simón, hijo de Jonás!”, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. 

Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina.



La fe no es, pues, una mera herencia cultural, sino una acción continúa de la gracia de Dios que llama y de la libertad humana que puede o no adherirse a esa llamada.
La fe requiere que el hombre se abra a la gracia del Señor, que reconozca que todo es don, todo es gracia.

 Que tesoro se esconde en una pequeña palabra: “¡Gracias!.

¡Señor creo pero aumenta mi fe.!

lunes, 22 de octubre de 2012

AMA LA CRUZ.

     
   


Ama con locura lo que el mundo desprecia porque no conoce. Adora en silencio esa Cruz que es tu tesoro sin que nadie se entere. Medita en silencio a sus pies, las grandezas de Dios, las maravillas de María, las miserias del hombre del que nada debes esperar... Sigue tu vida siempre la Cruz... ¿qué más quieres? 

                                                                               (Rafael Arnáiz)
                                                              


                                                             

lunes, 15 de octubre de 2012

VUESTRA SOY, PARA VOS NACÍ:


       Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, pues me criastes,
Vuestra, pues me redimistes,
Vuestra, pues que me sufristes,
Vuestra, pues que me llamastes,
Vuestra, porque me esperaste,
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma,
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención
Pues por vuestra me ofrecí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz crecida,
Flaqueza o fuerza cumplida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?

Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno, o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis, dadme oración,
Sí no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?

Dadme, pues, sabiduría,
O por amor, ignorancia,
Dadme años de abundancia,
O de hambre y carestía;
Dad tiniebla o claro día
Revolvedme aquí o allí
¿Qué mandáis hacer de mí?

Si queréis que esté holgando,
Quiero por amor holgar.
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, ¿dónde, cómo y cuándo?
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí?

Vuestra soy, para Vos nací
¿Qué mandáis hacer de mí?

              ( Santa Teresa)


lunes, 8 de octubre de 2012

SENTIR EL DOLOR AJENO COMO NUESTRO

 La virtud de la compasión es una virtud que proviene del amor. A medida que desarrollamos la virtud de la compasión, como parte de nuestra humanidad  estamos desarrollando nuestra capacidad de amar. La compasión es por lo tanto un signo de vida intensa, de amor.

 Con el valor de la compasión  tratamos de descubrir las necesidades de las personas, sus sufrimientos, pero siempre con una actitud de servicio permanente. Es decir, no sólo es darse cuenta de estas circunstancias dramáticas, situaciones en las que servimos. La compasión como todas las demás virtudes es una manera excelente para la curación y la felicidad personal, y ejercitarnos en las obras de misericordia corporal y espiritual, como Jesús nos pide.  
                                                                                         


La virtud de la compasión empezará en nuestra vida familiar:  vecinos, compañero de trabajo.



La compasión va más allá de lamentar la desgracia de saber que esto o aquello pasó y no puedo hacer nada. La virtud de la compasión es buscar formas de ayudar a los que sufren. Cuando no puedo ayudar físicamente y no puedo hacer nada, siempre puedo orar.



¡ DIOS LES BENDIGA !
                                                                               


                                                                           

lunes, 1 de octubre de 2012

HE HECHO UN VOTO A DIOS.

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 En la oración de esta mañana he hecho un voto. He hecho el voto de amar siempre a Jesús.
Me he dado cuenta de mi vocación. No soy religioso..., no soy seglar..., no soy nada... Bendito Dios, no soy nada más que un alma enamorada de Cristo. Él no quiere más que mi amor, y lo quiere desprendido de todo y de todos.

Virgen María, ayúdame a cumplir mi voto.
Amar a Jesús, en todo, por todo y siempre... Sólo amor. Amor humilde, generoso, desprendido, mortificado, en silencio… Que mi vida no sea más que un acto de amor.
¡Ah!, Señor, cuánto quisiera amarte. ¡Ayúdame, Madre mía!

                                                                                             (Rafael Arnaiz)             
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