Si derribado caíste,
Fue para
elevarte más.
De hoy por
siempre seguirás
Al Cristo que
perseguiste.
Ruega por mí,
ciego y triste,
Que Saulo de
errores fui.
Si en el
pecado me hundí,
Pueda seguirte
en tu vuelo.
Desde el
fulgor de tu Cielo,
San Pablo, ruega por mí.
San Pablo, ruega por mí.
La
conversión es cambio de vida fruto de un encuentro con Jesucristo que nos lleva a ver la vida centrada en El y ordenada
en la moral.
La conversión es una gracia de Dios otorgada por los méritos de la
redención de Cristo que murió en la cruz para reconciliarnos con el Padre. La
conversión es esencial para ser discípulos de Cristo y salvarnos.
Ya que todos
somos pecadores, todos necesitamos continua conversión. Cada día es un regalo
que el Señor nos ofrece, vivámoslo con intensidad.
¡ALABADO SEA
JESUCRISTO!