¡Amor!! ¡Ah!, Señor, eso quisiera poseer a
raudales.
Quisiera, Señor, amarte como nadie…
ansias de Ti. ¿Qué importa mi soledad entre los
hombres? Bendito Jesús,
cuanto más sufra…, más
te amaré. Más feliz seré, cuanto mayor sea mi
dolor.
Mayor será mi consuelo, tanto más carezca
de él. Cuanto más solo esté, mayor
será tu ayuda.
(Rafael Arnáiz)