Durante este
tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que
la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la
vida de Oración, condición indispensable para el encuentro
con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el
Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa
María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre
y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo,
también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de
Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y
la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno,
según las posibilidades de cada uno. Y Limosna.