¡Oh
eterna verdad, verdadera Caridad,
Amada
Eternidad!
Tú
eres mi Dios.
Por
Ti suspiro noche y día.
Sé
que existes.
En
mi debilidad te vi cuando me levantaste
Cuando
aún no podía ver.
Has
deslumbrado con tus rayos
La
debilidad de mi mirada.
Temblé
de miedo y amor.
Descubrí
que estaba lejos de Ti
En
la región de la desemejanza.
Era
como si oyera Tu voz
Decirme
desde las alturas:
“Soy
el pan de los fuertes, crece y comerás”.
Y
me preguntaba: ¿Es que la Verdad no existe
Puesto
que no ocupa ni espacio finito ni infinito?
Y
Tu respondiste: “Si, yo soy el que soy”
Le
oí como el que escucha en su corazón.
Ya
no había motivos para dudar.
( S. Agustín)
( S. Agustín)
Queridos amigos: Me tomo un descanso. Los llevo a todos en mi
corazón y en mi oraciones.¡Dios y la Virgen les bendigan.!