El rey Balduino de Bélgica y su "abandono
confiado en el Señor":
Las personas que estuvieron a su lado y lo conocieron, cuentan como confió la
búsqueda de su esposa a Verónica O'Brien, una mujer irlandesa devota de la
Virgen de Lourdes (y siempre fue de la mano de María), hablan de su
determinación al decidir abdicar para no tener que refrendar con su firma la
ley del aborto, de los sufrimientos compartidos con la reina Fabiola por la
ausencia de hijos y del amor que puso en cada uno de sus actos públicos y
privados.
Su pensamiento sobre la muerte El 15 de mayo de 1989 escribió esto en su
diario: "En algunos momentos presiento que la muerte se acerca y no
quisiera preocuparme. Ya sé que estoy en tus manos, que lo puedes todo y que me
amas. Jesús, los Santos saben sufrir con alegría: yo te ofrezco mi incapacidad
y mi nada." (El que es santo o justo para muchos no se siente a si mismo
santo sino lleno de miserias e indigno de tal condición, que sólo Dios
concede).
Y es que la doctrina del amor puro no se adquiere más que por la gracia Dios, y
no por el propio esfuerzo. Dios instruye el corazón no por medio de ideas, sino
por penas y reveses.
En su "abandono en el Señor" llegó a escribir en su diario cosas
tan bonitas como estas:
-"Tengo que hacer aún muchos progresos cuando encuentro una pequeña cruz.
Cada vez me coge desprevenido y no la reconozco, no la acojo, no la abrazo como
si el mismo Jesús viniera a mi encuentro. Cómo me gustaría recibirle a Él con
alegría y ternura! Y no volver a hacer carantoñas cuando siento un malestar. No
cabe duda de que ando todavía lejos del Abandono a la Divina Providencia. Pero
creo que mi Padre me lo quiere dar, de lo contrario no me favorecería con esas
pequeñas miserias que ni los mejores médicos se explican."
-El 29 de diciembre de 1991, fiesta de la Sagrada Familia, Balduino escribía en
su diario: "Jesús, perdón por el tiempo que he perdido durante estos días
de descanso y de fiesta. Estaba algo preocupado, Señor, al ver que mis fuerzas
iban disminuyendo con bastante rapidez. Cada día tenía una nueva molestia.
Primero los hombros, luego la fuerte alergia, más tarde la nuca agarrotada.
Parece que ahora todo ha vuelto a la normalidad. Jesús, enséñame a reconocer
que todo lo recibo de Ti y a darte siempre las gracias por ello...Gracias
Señor."
-Y ya el 9 de febrero de 1992, muy agotado por la enfermedad, escribe:
"Señor, enséñame a descansar en el seno de mi Madre y mi Reina y a
permanecer en Él en el silencio interior y en el abandono total."