Algunos, ya
desde niños, abrieron su corazón a la gracia del Espíritu Santo. Pero otros se
resistieron mucho tiempo. Veamos el ejemplo del apasionado y mundano San
Agustín. Él mismo nos cuenta cómo gastó muchos años de su vida esclavizado en
muchos pecados:
"Ardía en
el deseo de saciar mis bajos apetitos, y me convertí en una selva de amores
oscuros... Me excedí en todo... Le concedí a la lujuria todo poder sobre mi
vida y con todas mis fuerzas me entregué a ella" (Confesiones 2,1-2).
Pero a pesar
de haber conocido de cerca los vicios y todo tipo de placeres, cuando abrió el
corazón al amor de Dios, se lamentó de haber gastado sus energías en esas
vanidades, se lamentó de no haber encontrado antes el cautivante amor divino:
"¡Qué tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva!" (Confesiones
10,27).
Muchos de
nosotros no hemos tenido nunca una vida muy desenfrenada, o no hemos
experimentado una maravillosa liberación como Agustín. Pero todos estamos
llamados a una vida mejor, más santa, más buena (Filipenses 3,12-14).
Invoquemos al Espíritu Santo para poder lograrlo. Él es capaz de transformarlo
todo si le damos espacio en nuestra existencia.
Oh Espíritu
Santo,
Amor del Padre, y del Hijo,
Inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.
Espíritu Santo,
Dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.
Inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.
Espíritu Santo,
Dame agudeza para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.
( Cardenal
Verdier)
Hola Marian ¿sabes?... yo no era muy del Espíritu Santo
ResponderEliminarCuando el tsunami cayó sobre mí, mi asesor espiritual, que ya no está me enseñó que el E, Santo es EL GRAN ORDENADOR ... De ahí en más siempre le digo.
Ordena mis sentimientos Espíritu Santo.
Muchos besos de luz.
¡Linda semana !
Marian, precioso testimonio nos dejas, amiga...S.Agustín tuvo tiempo de pensar y renovar su vida, también nosotros tenemos tiempo de reflexionar y darnos cuenta, que el Espíritu Santo nos inspira y nos dá la fortaleza necesaria para mejorar el espíritu...Preciosa oración,amiga.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo por tu buen hacer, Marian.
M.Jesús
Gracias porque una vez más nos abres la puerta para expresar nuestro amor A DIOS PADRE, DIOS HIJOS, Y...
ResponderEliminarDIOS ESPÍRITU SANTO.
Esta llama de deseo arda en nuestros corazones por siempre.
Te felicito con un gran abrazo.
Inspírame siempre, para saber siempre cumplir la voluntad de Dios, en cada momento de mi vida, gracias por su acogida.
ResponderEliminarEl Alma... El Corazón...
ResponderEliminarEl Espíritu Santo... La Voluntad al Bien...
Entremezclamos esos dos Caminos.
Un abrazo.
Marian: preciosa oración,amén así sea,gracias.
ResponderEliminarDios te bendiga.
un abrazo.
Gracias por esta bella entrada.
ResponderEliminarUn besito.
La llama del amor divino
ResponderEliminarque nos inspira
y nos protege,+
nos da luz para el camino
y nos conforta con su cariño,
precioso, amiga.
Oi querida Marian, ótimo post!
ResponderEliminarQue o Senhor esteja sempre conosco!
Beijos e boa semana!
Hermosa oración al Espíritu Sato, que he leído con verdadero fervor. Simpre pido al Espíritu que me guíe e ilumine en todos los pasos y avatares de la vida.
ResponderEliminarGracias por tus pots y besos de buenas noches. Qué el Espíritu nos lleve siempre de su mano. Amen.
Que el Señor nos de la gracias, de saber acoger al Santo Espíritu que nos regala, y ser consiente que esta dentro de nosotros.
ResponderEliminarLlega la Pascua de Pentecostés, el Espíritu santo, ese pedacito de Dios que habita en cada uno de nosotros, que nos guía y nos consuela. Gracias Marian, todo lo que aquí publicas llena el alma. Un fuerte abrazo y buen fin de semana amiga.
ResponderEliminarLa vida espiritual consiste en tomar conciencia de esta Presencia viva de Dios a nuestro lado y dentro de nosotros, gozarla y pregustar el día en que recibiremos su abrazo eterno y podremos abrazarlo y verlo cara a cara.
ResponderEliminarGran escrito, hay que reconvertirse hacia el bien, saludos.
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